martes, 9 de febrero de 2010

Argentinos... (Segunda parte)

Los argentinos son los que no conciben un encuentro sin una ronda de mates y música de cuarteto.
Los argentinos son los que, cuando pueden y nadie se da cuenta, se adelantan en la cola del banco, de la parada del colectivo o del súper.
Los argentinos son los que, por lo general, desobedeciendo normas de conducta urbana, sienten la necesidad de dejar escrito su nombre, sus preferencias, sus amores y sus fanatismos con liquit paper por cada sitio que pasan. (¿Será que eso los hace sentir más importantes?)
Los argentinos son los expertos en hacer “copias fieles”, “reproducciones”, “imitaciones” y todo tipo de truchadas de marcas reconocidas.
Son los que se ponen en la puerta de los cines a vender la copia de las películas en formato DVD que dentro se anuncian como “espectacular estreno”.


Los argentinos son los que se sienten miembros de su país al punto del fanatismo extremo en ciertas ocasiones, siendo capaces de portar sus colores sólo para circunstancias como un mundial de fútbol o los juegos olímpicos pero siempre olvidan colgar banderas o lucir la escarapela en las fechas patrias.
Los argentinos son ocurrentes, encuentran siempre el chiste justo en el momento apropiado y son los que no pueden resistir la risa en los lugares más formales. Son los que siempre tienen en mente la próxima “travesura” que van a hacer para “zafar” de tal o cual cosa.
Son los que usan el “Naaaa” en lugar del “No” cuando quieren negar algo y el “Seeee” en lugar de un simple “si”.
Los argentinos son los que pueden degustar un helado en invierno, beber cerveza con el desayuno y comer un tremendo pancho con papas a las seis de la tarde.
Son los que se la pasan hablando por celular estén donde estén y encima hablando de temas tan poco trascendentales e importantes como por ejemplo de un chisme, de lo que dijo tal o de su querida perrita caniche.
Los argentinos son los que, tanto en los colectivos como en los restaurantes o en la calle se ríen a carcajadas, hablan fuerte y hacen comentarios en voz demasiado alta, logrando que todo el mundo se entere de lo que están comentando e incluso sepan de algunas cuantas intimidades.

Verónica

1 comentario:

  1. Aunque encuentro algunas similitudes con vosotros (más de las que cabria pensar)...la más evidente es hablar en voz alta para que todo el mundo se entere.
    Y la diferencia más evidente...que yo estoy en invierno y vosotros en verano.

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